Contra todo pronóstico, los Golden State Warriors asaltaron el Target Center y se llevaron el primer partido de la serie ante los Minnesota Timberwolves, arrebatando así el factor cancha. Los de Steve Kerr, que llegaban como claros "underdogs", sorprendieron a propios y extraños al imponerse en un duelo donde mostraron una solidez defensiva y un juego coral que dejó en evidencia a unos Wolves desdibujados. Ahora, Minnesota está obligado a reaccionar si no quiere viajar a San Francisco con un 0-2 en contra, una losa demasiado pesada en una serie de esta exigencia.
Pese a esa primera derrota, las casas de apuestas siguen confiando en los Timberwolves como favoritos para este segundo partido. Gran parte de esa fe en los locales se sustenta en la posible baja de Stephen Curry. La superestrella de los Warriors abandonó el primer duelo tras notar un pinchazo en los isquiotibiales mediado el segundo cuarto. Las sensaciones no fueron buenas y, aunque no hay parte médico oficial aún, su participación en este segundo encuentro es más que dudosa. En caso de confirmarse la baja, su ausencia supondría un mazazo tanto anímico como deportivo para los Warriors.
No obstante, Golden State supo reinventarse en su ausencia. Con un brillante trabajo colectivo, el equipo de Kerr encontró respuestas en todos los rincones de su plantilla. Hasta doce jugadores vieron acción en un encuentro que evidenció la profundidad del banquillo californiano. La defensa fue su seña de identidad, colapsando el ataque de Minnesota y convirtiendo cada posesión de los locales en un calvario.
Especial mención merece Jimmy Butler, protagonista por partida doble. Por un lado, fue abucheado constantemente por su pasado en la franquicia de los Wolves. Por otro, respondió rozando el triple-doble con 20 puntos, 11 rebotes y 8 asistencias, siendo uno de los principales artífices del triunfo visitante. Butler parece haber asumido la responsabilidad de liderar a este grupo tras una extenuante serie ante los Houston Rockets y apunta a ser clave en lo que resta de eliminatoria.
Del lado de los Wolves, poco se salvó del desastre. Su imagen fue paupérrima, impropia de un equipo que había brillado en la primera ronda ante los Lakers. Apenas un 39,5 % en tiros de campo y un 17,2 % en triples (5 de 29) reflejan la ineficacia ofensiva de los locales. Anthony Edwards tuvo una primera parte para el olvido, aunque maquilló sus números en la segunda mitad para terminar con 23 puntos y 14 rebotes. Aun así, se espera mucho más de él si los de Chris Finch quieren tener opciones reales en la serie.
La lógica indica que Minnesota debería ofrecer una versión mucho más cercana a la mostrada en la primera ronda. La defensa seguirá siendo clave, pero necesitan recuperar la fluidez ofensiva y el acierto exterior que les caracterizó durante gran parte de la temporada. Con el orgullo herido y la presión de no fallar en casa, todo apunta a una reacción contundente por parte de los Wolves.
La posible ausencia de Curry y el evidente desgaste de los Warriors tras una exigente serie de siete partidos podrían pasar factura. Ya lograron un golpe de efecto en el primer encuentro, pero mantener ese nivel sin su líder se antoja complicado. Además, se espera que Minnesota eleve su rendimiento y logre romper la barrera de los 88 puntos del primer partido. En un encuentro de mayor anotación, los de la Bahía podrían sufrir más de lo que resistieron en el primer asalto, y por ello iremos con el siguiente pronóstico.
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